lunes, 20 de diciembre de 2010

Aforismos retorcidos

Lo viejo y lo nuevo: Es curiosa la relación que existe entre lo viejo y lo nuevo; Nuestra interpretación de aquello, esta estereotipada bajo las concepciones cambiantes de lo viejo. Debemos distinguir entre dos concepciones distintas. En primer lugar aquella relacionada indefectiblemente con una variable temporal afirmada de la concepción sintáctica de lo contemporáneo. En otras palabras, asumiendo que existe algo así como una constante contemporaneidad, que sin embargo es constante no en cuanto que -siempre igual- sino mas bien en cuanto que -cambio constante-, es también la concepción de lo viejo y lo nuevo un concepto en cambio constante, variable según nuestra posición en la contemporaneidad. En segundo lugar encontraremos una concepción de lo viejo relacionada mas bien con un tipo de ideal. Una especie de idealización en el presente. Es decir encontraremos por un lado el tiempo, real, en su pasado, de lo viejo, y en segundo lugar lo viejo idealizado en la contemporaneidad. Curiosamente la relación entre estos conceptos, y su uso lingüístico-social son mucho mas complejas de lo que podríamos haber intuido en un primer momento. Así nos encontramos que mas allá de la primera variable, que es aquella relacionado con lo realmente viejo (es decir una bala, que efectivamente es de hace cincuenta años, de una campo de batalla de la segunda gran guerra), en el campo de la idealización contemporánea, es decir en la intervención de la contemporaneidad en la construcción ideal de la concepción de lo viejo, encontramos precisamente las construcciones mas extrañas e ilusionadoras de lo viejo.
Ocurre entonces que por ejemplo un dueño de un pub inglés, intentando hacer lucir viejo aquel lugar, es decir lograr evocar la viejedad en aquellos que lo frecuentan, hará intervenciones de acuerdo a un sentido en común que tenemos todos de lo viejo. Ahora, obviamente no es que lo viejo, lo sea en verdad en sí mismo, es únicamente una adecuación a la concepción, marcada por este sentido común. Siguiendo la misma línea encontraremos que esto viejo, en la época de la cual fue evocada, no estaba marcado bajo ninguna manera como algo que lucía viejo. Mas bien lucía nuevo.
De la misma forma encontramos que existen por ejemplo, marcas de cerveza, tales como a Paulaner, desde hace mas de quinientos años, que buscando explotar ésta condición de ventaja que tienen por sobre las demás cervezas, hacen lucir antiguo, lo que bajo ciertas concepciones en verdad tiene derecho o fundamento para lucir antiguo, lo hace también a través de su novedad. Una novedad antigua. Esto empieza a sonar paradójico; pero superando estas paradoja cortas y sin importancia fundamental para nuestro análisis llegaremos a conclusiones satisfactorias. Obviamente lo nuevo y lo viejo son construcciones de la contemporaneidad, y en su condición de tal no pueden evitar la idealización. Lo cual no nos debe hacer olvidar que existe efectivamente un continuum, el cual indefectiblemente hará lucir viejo lo nuevo, para que después podamos poner lo viejo como novedad, en un pub inglés por ejemplo.

lunes, 13 de diciembre de 2010

A una Transeúnte - Charles Baudelaire


La calle, aturdida, aullaba a mi alrededor.
Alta, delgada, de luto ,con dolor majestuoso,
Pasó una mujer a mi lado, con mano fastuosa
Alzaba y mecía lo mismo festón que dobladillo;

Ágil y noble pasó, con piernas de estatua.
Mi alma no cesaba de beber de sus pupilas,
Cielo lívido con gérmenes tormentosos,
La dulzura que fascina y el placer que mata.

Un relámpago... ¡Y ya la noche! — Belleza fugitiva,
Mirada que me hizo renacer,
¿Es que no te veré más sino en la eternidad?

Desde ya, ¡lejos de aquí! ¡Demasiado tarde! ¡Quizás nunca!
Ignoro de donde vienes, y no sabes a donde voy,
¡Oh, tú!, a quien hubiese amado, ¡oh, tú que lo supiste!

(Elocuencia y coherencia de índole cuasi surrealista. Identificacion

del hombre con su nuevo entorno. Lo propio de la ciudad, ahora

objeto de poesías. Una vez mas la poesía se reinventó y demostró

lo bien que suele captar lo inobjetivable, lo no-aprehensible)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿Elocuencia? ó conclusiones respecto a ideas poético-filosóficas profundas.

Partamos por el estar sentados esperando, - pero a nada. Esperando nada (que no es lo mismo que esperar la Nada).
Se me paso por la mente, que a quién antes se solía esperar era a un fin, un Dios, una ilusión, un -algo- mas allá. En ese caso no sería rara la expresión usada por Nietzsche, ya que dados los focos principales de su obra, podríamos hablar de un estado de disfrute. Un estado de goce y felicidad. Esperar nada, es bajo estos preceptos, similar a esperarlo todo, aceptarlo todo, festejarlo todo. La referencia es entonces bajo la lupa de una segunda o tercera lectura a todas luces a Aurora. Cabe recordar la conexión indirecta (o directa si se quiere) que esto tiene con la idea del ocaso; no es acaso en el momento justo en que Zarathustra pregona su amor al hombre y al superhombre que éste ya desea su ocaso. Un desear el ocaso como virtud moral inmoral.
En segundo lugar nombra mas allá del bien y del mal, que es precisamente una obra suya que hace referencia, al igual que todo su pensamiento filosófico-moral, a la renegación de los conceptos buenos y malos, en tanto que buenos y malos en sí mismos; idea que es similar acerca de su comprensión de lo justo en sí. Se refiere entonces tal como lo sospeché al estado en el cual está el sujeto, virtuoso, inmoral, -super.
Luego nos habla derechamente del goce, el cual obtiene tanto de la luz, o lo luminoso, cómo de las sombras, o lo oscuro, volviendo a situarnos de alguna manera en el amor al ocaso y a la luz, en oposición al amor anti-vida del cristianismo por la luz; enjuiciando por lo tanto a la sombra como malvada, mala en sí. En seguida comunica la idea del lago, lo cual puede parecernos trivial, sin embargo una breve referencia a su biografía puede bastaros para dilucidar aquello, y situarlo como algo a raíz de lo cual ejemplifica metafóricamente el goce. Se refiere también a mediodía, y posteriormente a tiempo sin meta. De lo cual se debe inferir la ausencia de razón o motivo. Un mundo desilusionado del motor o la razón última. Pero es el superhombre, o aquel que experimenta la idea acerca de él, que no se forma juicios de valor y que por lo tanto es capaz de apreciar lo dionisiaco en la vida misma.
En ultima instancia, la poética de Nietzsche presente en el extracto aquí tratado, se manifiesta con toda su grandeza dejando elocuencia en su estado mas puro. Zarathustra ging an mir vorbei. El profeta paso por mi lado. Lo he comprendido.
Ahora deberé desear mi propio ocaso.
Para devenir un otro.
Que al final puede que retorne infinitamente.

martes, 30 de noviembre de 2010

Acerca de pensamientos avanzados de índole poético-filosofica

Extracto de "Friedrich Nietzsche" de R. R.Wuthenow:

"b. Dionysos

Sils-Maria.

Hier sass ich, wartend, wartend,- doch auf Nichts,
Jenseits von Gut und Böse, bald des Lichts
Geniessend, bald des Schattens, ganz nur Spiel,
Ganz See, ganz Mittag, ganz Zeit ohne Ziel.
Da, plötztlich, Freundin! wurde Eins zu Zwei -
Und Zarathustra gieng an mir vorbei ..."

//Aquí estuve sentado, esperando, esperando,- pero a nada,
Más allá del bien y del mal, Pronto la luz
disfrutando, pronto de la sombra, solamente juego,
solo lago, solo mediodía, solo tiempo sin meta.
¡Allí, repentinamente, Amiga! uno se hizo dos
Y Zarathustra pasó por mi costado ..."// (Traduccion propia)

Palabras claves: Nada, bien y mal, luz y sombra, disfrutando, juego,
tiempo sin meta, uno-dos.

Próximamente: La interpretación de ello.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Lo minimo sobre Hegel

Hegel aun esta distante de mí, pero aun así traslucen aspectos de su filosofía que me podrían permitir acortar el espacio incomprendido. En primer lugar, podremos decir que Hegel es víctima de la historia futura la cual engendra de una u otra manera. Ya que, por ejemplo, al mencionar por ahí los estudiosos, que hablan sobre el hecho de que en el siglo veinte se le re-descubre, sería pobre el favor ahí a Hegel, ya que su pretensión es claramente mucho mayor.
Es el ultimo en confrontar a la filosofía de la manera en la que lo hacen los clásicos, ha abierto, por un lado, si se quiere una dimensión conservadora y otra liberal (sin contar aquella influencia sobre el marxismo), pero por otro ha colisionado frontalmente con ciertos preceptos que el presente autor ciertamente intuía, pero no podía prever aquello que abarcaban. Ciertamente las dimensiones objetivas y subjetivas de la razón. Podría haber intuido metafisicamente a través de un espíritu irreal del futuro, que el fin de la filosofia como el la conocía iría ciertamente a afectar la proposición de su sistema filosófico.
Quizás incluso afecte de alguna manera, o genere envidia en los hegelistas mas acérrimos, la facilidad con la cual surge un Friedrich Nietzsche que sin si quiera dignarse a confrontar al presente autor en su propio "idioma", lo ridiculiza a través de la poesía y la escritura filosófica-literaria. Hegel tiene el honor, que no tiene Nietzsche de ser el ultimo de los grandes pensadores metafisicos. Sin embargo a nadie le cabe duda que aun es metafísico, con buenos intentos a través de los cuales librarse, que aun asi no tienen éxito. Resulta entonces casi irónico, que el gran Heidegger haya reconocido a Nietzsche como el ultimo metafisico; aquel encargado de escapar a ella, el encargado de apagar la luz.
Nos queda entonces solamente lo inactual de Hegel si queremos observer y pensar aquello que el pensó de manera sistémica. No hay salida para el, comprendiendo que aquello que se iría a devenir sería un desencantamiento del mundo y del mundo como verdad objetivable por lo que lo fundamental de Hegel acaba con las puertas posteriores a aquellas puertas que el abre.
Lo valioso entonces, de este pensador, entre muchas otras cosas, claro está, es de alguna manera el entrenamiento que significa leerlo, comprenderlo y pensarlo. Pero ya hay algunas cosas que están quedando mas lejanas, irrecuperables, un mundo que no se dio. Que se dio de otra forma. Un espíritu que se ve obligado a retirarse de la objetividad del mundo para pasar a una realidad ideal en el pensamiento de los seres eternamente incompletos.
Salud.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Las Tres acepciones del Eterno Retorno de lo mismo de Nietzsche


1. La Primera es quizás la mas cuestionada, la más metafísica, la mas extraña al pensamiento de Nietzsche, casi incompatible. Sin embargo de la misma forma es también a la que pareciera que se está refiriendo, aun cuando escribió poco sobre el asunto. Por ejemplo en los textos expuestos por el contemporáneo de Nietzsche (y además autorizado por el propio Nietzsche para exponer y enseñar sus ideas), Georg Brandes, expone el eterno retorno, como esa concepción del tiempo, en las cuales nuestras vidas aparecen en un encadenamiento causal, del cual uno no se podrá apartar ni un ápice nunca. Todo se repitiría una y otra vez de nuevo, de la misma forma como se ha desarrollado dándose (mejor deviniéndose). Es curioso que haya tan poca información sobre este tema, pero pareciera que lo que tanto Nietzsche, cómo Nietzsche a través de Brandes, intentaron efectivamente decir, es precisamente la acepción de Eterno Retorno, como aquí la he expuesto.

2. En segundo lugar encontramos una acepción muy parecida a la anterior, que sin embargo, inteligentemente descarta lo más metafisico de la primera. Esto vendría a ser lo referido a la repetición de lo mismo, los mismos seres, en el mismo encadenamiento causal. Es decir expondría entonces positivamente la idea de un eterno retorno de lo otro. Por lo tanto lo que siempre vuelve a mí en cuanto a otro y aun a pesar de mí. En este acepción de Eterno Retorno, quiero agregar a modo de comprension del lector la idea de los arquetipos. Por que obviamente dado que lo que retorna siempre es un otro, surge la pregunta que es lo mismo que vuelve con el otro. La respuesta es el arquetipo, una forma arque, histórica para nuestra manera de comprender el tiempo en relación a aquello que sucede; es por lo tanto una especie de patrón que no es que se vaya necesariamente repitiendo, pero sí que constituyen formas básicas, arques, que se repiten en el eterno retorno de lo otro, que vendrían a ser lo mismo dentro de lo siempre otro.

3. En tercer lugar encontramos una lectura que se deshace de toda metafísica ligada a las interpretaciones anteriores (recordemos que las anteriores son mas apegadas a lo que Nietzsche mismo escribió), y que hace referencia a idea moral. Una idea de Eterno Retorno de lo mismo, como concebir la unicidad del presente, del sujeto en el presente. Dice entonces de lo de no arrepentirse nunca de nada que nos suceda. Que precisamente ese es el punto máximo al cual puede aspirar nuestra concepción de moral en la realidad. Por lo tanto deberíamos en realidad concebir la idea moral del eterno retorno de lo mismo como una guía poderosa en nuestro vivir en el mundo. Y se limitaría precisamente solo a eso. No está entonces tratando de concebir el tiempo ni nada, solamente una idea moral poderosa. Quizás la mas poderosa de todas.

viernes, 29 de octubre de 2010

Un dique de contención para encausar las ideas sobre Nietzsche...

...En donde además señalo que proceden de él, tratando de aminorar mi influencia en la interpretación de éstas.
Pero bueno. Comenzemos por una definicion que da el autorizado por Nietzsche himself Georg Brandes sobre la concepcion del ser humano.
"El ser humano es un animal capaz de hacer y cumplir promesas"
Siguiendo en la línea argumentativa de Nietzsche, debemos agregar ahora una parte del analisís de la Genealogía de la moral. ¿Porqué? Debido a que concluimos a partir de ésta definición que el desgloce que sigue es aquel referido a la responsabilidad. Esta responsabilidad es aprendida. Y para el sujeto responsable hacer una promesa será de un valor incalculable, como si el sujeto se jugara el mismo por completo en esa promesa. Será duro con aquellos que no les es lícito hacer promesas. Podríamos asimilar esta figura con la distincion que hace Nietzsche entre los nobles y los vulgares.
A partir del sujeto responsable Nietzsche comenzará a hablar de buena conciencia y de mala conciencia. La mala conciencia se relaciona directamente con la culpa (Schuld). Cuando Nietzsche se refiere a que este sujeto responsable tuvo que tener una especie de aprendizaje, no es algo que ese sujeto en sí mismo, y por si solo haya aprendido, sino mas bien debemos verlo como algo generacional. Hoy (con la presencia del sujeto responsable al cual le es lícito hacer promesas) dan sentido todas las torturas, castigos, y violaciones, sin las cuales el sujeto responsable no habría aprendido. Este grabar a fuego es denominado Mnemotécnica. Aplicado a la memoria. Surge entonces la problematica que discute con Schopenhauer, referido a la compasión. La compasión para uno como lastima y para el otro como el mas profundo amor al prójimo.
¿Porqué Nietzsche rechaza la compasión como amor? Porqué según él no es bueno recibir compasión de otro, ya que significaría la dominación de el otro por sobre aquel que recibe la compasión. Lo peor es recibir piedad de otro. Para él la idea de la compasión como algo bueno proviene de la moral cristiana. Antes, así Nietzsche, ser compasivo, piadoso o tolerante era claramente un signo de debilidad. la referencia a los sacerdotes judíos es clara en señalar que existe una umwertung. Una transvaloración, que hace que hoy los miserables, los de la moral de los esclavos, los vulgares, con su compasión y su tolerancia sean visto como los buenos. Siendo que antes se desconfiaba del compasivo, por lo que no era bueno, ni noble, sino malo, y miserable. ¿Me explico? Ya he dado casi dos vueltas tratando de explicarlo.
Vamos entonces a algo que es esencial en la filosofía de Nietzsche. Algo que Nietzsche había guardado, para que fuera su obra maestra. La superación de Así habló Zarathustra. Lo iría a llamar La voluntad de poder. Lo que para Schopenhauer era la voluntad de vivir Nietzsche lo prefería llamar la voluntad de poder. Aunque no rechazaba completamente esta acepción schopenhaueriana de la voluntad de vivir. Existía la voluntad, pero agregaba que el hombre siempre quería ser más, y más. Ser y ser más, un poco más. Esta última obra iría a presentar la visión positiva de la realidad, en contraposicion a todas sus obras anteriores que estaban destinadas a criticar y deconstruír las estructuras éticas y morales de la sociedad. El principio básico de la realidad es entonces la voluntad de poder, aquella fuerza primordial, primaria, inherente al hombre.
Lo que me falta aquí es hablar del eterno retorno de lo mismo, de los arquetipos que vuelven una y otra vez; como dentro de un mismo todo. Con las mismas evoluciones causales que generarán una y otra vez lo mismo en el mismo orden.
"Obra de tal modo que un horizonte de eternos retornos no te intimide."
Pero eso es harina de otro costal...

Aforismos (retorcidos)

El Permiso: Generalmente el permiso, es una especie de autorizacion, que con el nacimiento del estado se trasladó con fuerza a la administracion pública. Sin embargo a grandes rasgos podríamos relacionarlo con la autorizacion, con la licencia, con un sí, te lo permito. La permisión de esta manera necesariamente requiere de un otro. Pero es más, por que obviamente requiere de un otro que autorize.
De ésta manera llegamos al punto tan chileno, más aun que la empanada latinoamericana, del permiso que se pide para poder pasar por entremedio o al lado de personas muy cercanas una a la otra, apretadas. Curiosamente muy pocos indican que les gustaría pasar, que por favor faciliten el paso, que abran paso, que abran camino, sino se les pide una especie de permiso especial.
Curioso es entonces que el chileno crea que debe pedir permiso para todo. ¿A que puede responder si no a una exesiva penetracion de la estatizacion en la sociedad chilena? Para todo existe el permiso. Y todos lo otorgan. Inclusive habría que agregar que la mitad de los permisos que existen, seguro que son escritos, por lo que más aun despierta sensaciones dictatoriales, gentes acostumbradas a ser mandadas, intervenidas, calculadas. Sin permiso no se puede. ¿Y si se le denegara el permiso a la gente?
-Con su permiso señor.
-No señor, usted no tendrá mi permiso.
-Ah, Ok, entonces me deberé dar la vuelta, gracias de todas maneras.

viernes, 22 de octubre de 2010

Aforismos (retorcidos)

La Solución: Resulta curioso, por no decir sospechoso, los cambios que se generan en el lenguaje con el paso del tiempo, de tal manera que algunos conceptos pierden parte de su significación etimológicamente anterior y quizás original, frente a los nuevos usos. En este caso la solución es solamente visto con dos prismas que se creen distintos. En primer lugar en su relación con problema, apuntando precisamente a la eliminación del problema. Y en segundo lugar con su acepción química, hace referencia a un compuesto de carácter de solvente de otras sustancias. Sin embargo pareciera que con esta separación de las acepciones, se tiende a perder lo que en verdad quiere decir la palabra. Es entonces menester señalar toda la dimensión del concepto, la cual, como el lector podrá intuir, es una combinación de ambas acepciones anteriormente señaladas. Y es que la solución, confrontada al problema, lo que hará será disolverlo. Cabe destacar que no solamente estamos hablando de confrontar, remediar, o eliminar, sino de solucionar en el sentido de transformar en nada. Si permanecemos en un ámbito filosófico, podemos señalar además que la irrupción, el rompimiento, se produce con el problema. La Solución es algo demasiado humano, más humano incluso que el problema. Porque el problema podríamos argumentar tiene una reminiscencia de lo natural, en cambio la solución, como arquetipo, como estructura, como adyacente al problema, es mucho más humana. Voluntad de totalización, Irrupción de lo finito, Voluntad de Ilusión. Sin embargo cabe recordar a Nietzsche referido a lo trágico del hombre. De su Naturaleza trágica. Nos hace pensar, que en realidad solo existen problemas. Las soluciones, verdaderas, no pueden existir. Quizás solo en un ámbito químico.

viernes, 15 de octubre de 2010

Anti-tratado sobre el amor y el estar juntos en tiempos inactuales



Años, algo que aparece como grande o pequeño dependiendo del momento individual de cada uno al confrontar esa cantidad de años con mi ego. Años que se encojen, otros que se estiran, que llenan espacios, que vacían espacios, con su existencia ficticia, medible, quizás para hacer nuestra permanencia en lo desconocido por conocer un poco más aguantable. ¿Y qué mejor que compartir?
Recuerdo entonces una película que hace tiempo les recomendé a viva voz, llamada “Into the Wild”. Una de las cosas remarcables de ésta película es lo siguiente. La Libertad como la entiende el protagonista, lo lleva a apartarse. Es decir a estar en un proceso de aportación, primero de la familia, luego de los amigos y finalmente de la sociedad. Lo interesante es que en el clímax de su huida, se da cuenta que comienza a entender algo que es muy cierto a mis ojos, algo que hoy por hoy es vital. Se da cuenta que la felicidad, solamente es real cuando se comparte. Remarcable punto, el de descubrir que la humildad inicial de reconocer a los suyos, a los que comparten la felicidad, y por lo tanto la hacen real no entra en un conflicto esencial con uno mismo, cómo si lo hace el soberbio, el que se da cuenta al final que lo bueno de la vida era compartido. Que nada nos pertenece, que la pertenencia solo es objetivación. Objetivación en un mundo que no es objetivo. Objetivación hecha por un sujeto, acostumbrado a la soledad, a no compartir su felicidad; objetivación que no es real, porque el mundo no es ni nunca será objetivo, entendible, moldeable a la razón.
Existen bien entendidos dos formas de entender el amor, en donde una de ellas es la falacia acerca del amor y la otra es bien entendida, en su naturaleza, amor. El amor que lo exige, y el amor que lo entrega. El amor que lo exige tiene una concepción egoísta del concepto. El amor que lo entrega tiene una visión solidaria del mismo. Dos ejemplos: Primero; el amor en la modernidad ha perdido parte de lo que le pertenecía. Esto ha sido apropiado por la industria del cine, el marketing comercial y en general todo lo referido a lo fetichista del amor, comprendido como lo hacen ellos. Este fetichismo es referido a la pregunta individualista de ¿Cómo me veo yo con el otro? ¿El otro, me da amor beneficioso? Lo fetichista es lo querible para mí ego de ese amor. Encontramos entonces ejemplos hollywoodenses en donde el amor es presentado como algo que beneficia a los individuos en tanto que sujetos, medianamente desligados del otro. Nos hemos olvidado entonces, al parecer, de la concepción original en la sociedad moderna del concepto, en su uso que yo denominaré, sin miedo a equivocarme el uso correcto. Entonces: Segundo; el amor que lo entrega todo, el amor que tiene su foco fuera de sí. Si uno quiere hilar fino, el foco está en ambos; pero logra estar puesto en ambos porque yo elijo no ponerlo en mí. Es decir poniendo el foco en la otra persona se está en concreto poniendo el foco en ambos. Porque esa idea de ambos exige primeramente que el foco no esté puesto en mí, para así evitar el fetichismo del sujeto individual. Ahora cómo podemos concretizar esta visión a través de un ejemplo de claro amor moderno. Romeo y Julieta, ejemplo mirado en menos, condenado quizás por siutiquería, sin comprender realmente la siutiquez, y errando por completo el análisis en consecuencia.
Es precisamente en este ejemplo en donde apreciamos la forma que el verdadero amor debe tomar en cuanto a verdadero. Contrastando con la forma clásica de comprender el amor, en dónde éste es visto como un tratado, de ceder hasta cierto punto, de turnos, de una vez tu, una vez yo, dando lugar así al si yo lo hize tu debes hacerlo. Que no es más que buscar el beneficio personal en algo que precisamente NO corresponde a una empresa. NO es un tratado. NO lo es porque en el amor yo Debo estar dispuesto a “perder”. A “perder” sin chistar, es decir sin manifestar después un reclamo de trato injusto, exigiendo por lo tanto justicia, poniendo el foco en un mismo.
Romeo y Julieta son lo contrario. En primer lugar, y rescatando algo importante antes de lo verdaderamente importante, encontraremos aquí la total aceptación del otro. Aceptación en cuanto a defectos del otro, reconociendo a un individuo en constante devenir en el otro, y por lo tanto en constante formación, sin nunca llegar a ser formado por completo. Por lo cual ésta aceptación en forma de heme aquí con mis defectos, trato de ser mejor, pero no soy perfecto, voy a tratar e intentar pero si no puedo es normal. Agregando incluso, lo normal de no poder ser final, lo normal de ser siempre devenir de otro que no soy yo.
Pero lo esencial del ejemplo de Romeo y Julieta es lo siguiente, referido a la forma de morir que ellos han “elegido”. Se grafica aquí el sacrificio del yo, en pos de un estar siempre juntos, es decir lo que hemos manifestado con anterioridad, el no poner el foco en mí (sacrificio del yo) y en cambio si ponerlo siempre en el otro (estar siempre juntos). Aquí vemos que el verdadero amor sacrifica su yo, por la noción de juntos. La noción de juntos no existe cuando el foco esta puesto en el yo. Y para estar juntos el sujeto debe olvidarse de su ego. El ego pasaría a ser algo como el ego de lo junto.
Julieta se toma algo para aparentar su muerte. Cuando Romeo la ve muerta (y no sigue su instinto, que sería lo condenable en este caso, ya que su instinto le debe decir, ella no puede haber sido tan egoísta de haberse ido sola) no aceptando ser sujeto en el mundo sin ella; no aceptando ser objeto del sujeto de Julieta sin Julieta; y se suicida con veneno, se da lo que se temía. Las decisiones son radicales porque Romeo no sigue su instinto, que le debería decir que Julieta no puede suicidarse, porque sí siente el verdadero amor por él. Pero él se mata, por el error de interpretación que comete. En consecuencia con Romeo muerto de verdad, el verdadero amor de Julieta por Romeo solamente pudo salir a la superficie de manera tal que ella Debe acompañar a Romeo en su último viaje y por eso poniendo el foco fuera de ella, se entrega por completo al amor y se mata.
Por lo tanto el amor lo entrega todo y no exige nada. Es ese el mensaje que quiero transmitir aquí, a la brevedad, con cierta rapidez y con cierto pavor frente a las verdades que estoy deviniendo. El amor es 100% el otro, y 0% yo.
El amor es Mi sacrificio. El amor No es negociación, por que cuando negociamos nuestro amor, ya no es amor, ahí ya es fetichismo hollywoodense, que en esta realidad tiene infestadas las mentes de los amantes alejándolos del amor, y arrastrándolos al ego.
¡Acéptame con mis falencias! Con mi devenir de otro, que no seré yo. No negociemos nuestro amor, entreguémoslo por completo para así crear lo junto de nosotros, dejando fuera nuestros egos. El amor egoísta es cínico e hipócrita, porque no es amor compartido. Solo es amor a sí mismo.

jueves, 14 de octubre de 2010

(Aforismos retorcidos)

Pantallas: Hace un tiempo ya me ha ocupado el tema de las pantallas, o las screens, cómo sea, pero lo he olvidado después. Lo he abandonado
y pensándolo mejor, es pertinente hablar de ello. O si quiera mencionarlo. Observando vía notebook el rescate de los mineros del desierto,
evento que ha hecho enloquecer a la totalidad, a nuestro planeta (ubicando a chile finalmente en el mapa del mundo, sí, ahora chile finalmente
es parte del mundo, hasta antes no nos podíamos jactar sino de tener un amargo puesto en la retaguardia latinoamericana, y estaba latente la
amenaza de sucumbir en el anonimato que muchos otros países latinos sufren, hoy Chile se ha sumado mentalmente al mundo), me di cuenta de
aquello que mira las pantallas y que genera un "atrás" de ese "adelante" que es la pantalla. Se dio entonces la curiosa situación, de que en mi pantalla,
había una pantalla mas pequeña (que era la transmisión del rescate) y en ésta se mostraba otra pantalla, de otro notebook, que en si misma
contenía otra pantalla, que mostraba el interior de la mina, el lugar desde donde fueron rescatados vía coete lunar los mineros. Cuando finalmente
todos salieron y fueron rescatados, y no quedaba nadie en el interior de la mina, se observaban las luces que iluminaban la roca, había un espacio vacío,
antes ocupado, que estaba siendo iluminado ya inútilmente, pues no había nadie ahí que hubiese requerido iluminación. Entonces surgió en mi mente, que ese
lugar irá a estar así un tiempo, luego en algún momento cuando ya las luces no den mas de tanto alumbrar, y la cámara se estropee por el paso del tiempo,
irá a volver a su estatus anterior al humano, inexistente, anónimo, sin uso, de otro mundo. Y la pantalla se pondrá negra. Luego
se apagará la pantalla del notebook que recibía las imágenes del fondo de la mina, por que ya no era necesario seguir mostrando la nada, la ausencia
de atrapoados, y se apagará también la pantalla en mi notebook que motraba el canal que mostraba el notebook que mostraba el fondo de la mina. En
algún momento se apagará también mi notebook y quedaré mirando el mundo. Que pasará cuando se apaguen también nuestras pantallas, nuestros ojos,
quien seguirá viendo la falta, quien seguirá viendo el vació. ¿O habrá solamente vacío?

(Aforismos retorcidos)


La Red: Hay algunas palabras que obtienen cierto sentido, al ser significadas por
el ser humano. Sin embargo ya podemos hablar de que dada la cantidad de personas
que influyen de alguna manera en el mundo y por lo tanto en el uso aceptado
generalmente o comúnmente de estas palabras, se da que algunos conceptos
inicialmente significan o abarcan un pequeño espacio, pero con el paso del
tiempo existe una ampliación en lo que significan o abarcan. Esta ampliación puede
darse por varios actores que la generan, uno de los mas comentados
podría ser precisamente la gente que hace uso de la palabra. Existe después una fase
en la transformación, en el sentido de ampliación, en la cual el concepto desplaza y
despoja (hasta cierto punto) a una palabra que siendo la misma, significa otra cosa. Este desplazamiento ocurre sin generar el extremo de que la palabra desplazada ya no signifique lo que significaba, sino mas bien pierde importancia, pierde uso.
Vamos a definir entonces que hay algunas palabras que se han ido metiendo de
forma violenta y dominante en la subjetividad del sujeto, tales como Dios o Verdad.
Sin embargo no nos equivocaremos si señalamos que ambos han ido perdiendo terreno en el
intento de algunos por que vuelvan a retomar antiguas formas de infundir miedo.
Existen otras palabras mas actuales que van en franco ascenso. Entre estas
se encuentran hoy en día La Red. La Red en el sentido de Digital Web. Sin duda dada su
utilidad, su forma fácil de expandirse, la pregunta que me surge es ¿Cuánto demorará esta Red de computadores para que se transforme en algo que abarcará a prácticamente toda técnica? ¿Cuánto tiempo demorará el buscador Google para transformarse en El Oráculo de Delfos de nuestra sociedad? ¿Hasta qué punto de nuestra cotidianeidad logrará avanzar La Red, siempre en expansión, abarcadora y abarcante, succionadora de lo social, de lo puesto en común. ¿Cuánto tardará La Red para convertirse en La Comunidad? ¿Cuando la podrá suplir, generar, inventar?

lunes, 27 de septiembre de 2010

Encuentro conciliador, Pimera Parte

Desapariciones y Apariciones
Acabo de recordar lo que había sucedido realmente anoche. No lo podía creer, pero todo indica que la experiencia ha sido real. Ocurrió cuando iba rumbo a la casa de mi abuela, de mi infancia. Queda más allá de la plaza Bismark. Pero yo aun no llegaba y pasada la calle Camila, que baja directo hacia el plan de la ciudad, me encontré con una calle que nunca había realizado antes…
No recuerdo esta calle, murmuraban mis pensamientos. En el momento mismo, cuando me preguntaba porque no había antes conocido tal calle, en tal trayecto tan conocido y habitual, escucho el sonido lejano de una Guitarra. El sonido se asomó unos diez metros más abajo, calculaba yo, por la puerta entreabierta de una casa que se encontraba al costado correspondiente al oeste.
Detenido donde estaba, en la vereda este, carcomida por los años, los choques, los terremotos y la lluvia, decidí bajar unos metros para ponerme a la altura del sonido. Sonaba una guitarra folclórica con un arpegio en sol y una voz femenina con un timbre conocido. Cierro los ojos, para tratar de recordar. El sonido es envolvente, y aunque distante, tan claro que despejaba la noche fría y oscura en el puerto.
Al abrir los ojos una extraña sensación me sobrevino, que me hizo mirar a mí alrededor buscando ubicación, o alguna otra cosa que no lograba hallar. Lo traté de buscar en la cercanía y no lograba ubicarlo. Traté de mirar a lo lejos y hacia el norte solamente había Mar y humo. Mire hacia los cerros en el sur y me di cuenta de un detalle.
Las luces de las casas en los cerros más alejados del plan de la ciudad habían desaparecido. El bosque ahora se asomaba mucho más debajo de lo habitual. Ya detrás de las primeras casas del otro lado de la Avenida se asomaban praderas y bosques. Observé las luces de las lámparas de la calle y éstas ya no estaban, en su lugar había ahora unas estructuras con lámparas que funcionaban con parafina. Más allá, estaba estacionada una antigua Renoleta, de cuya presencia no me había percatado. La música sonaba ahora más fuerte, creo que el plan estaba menos ruidoso ahora.
No podía explicarme lo que había sucedido. Me encontraba anonadado de sensaciones, y seguía escuchando el canto tan conocido junto a la guitarra folclórica. Se asomaba detrás de una puerta de una casa simple, debe ser la cuarta o quinta bajando desde Avenida Alemania. La puerta era de madera y tenía algunas terminaciones finas. La casa de color celeste, blanco o beige, no podía yo saberlo con certeza. La curiosidad me intrigaba y ahora estaba yo a dos metros de aquella puerta que se encontraba entre-abierta. Lancé una última mirada en dirección al océano y me di cuenta que los buques militares, “estacionados” en el molo tradicionalmente, ya no estaban. Dándome cuenta de lo que estaba viviendo, me di cuenta que yo debía entrar en aquella casa. La puerta entre-abierta era un símbolo, un signo, un indicio y me decía debes entrar. Aunque comúnmente no se entre a casas ajenas, si es que no se es un ladrón de moradas, era esta una ocasión fuera de lo común.
Para llegar a la puerta se deben subir dos escalones, después de lo cual empujo la puerta levemente para lograr escuchar con mayor claridad. Yo no conocía el tema que estaban tocando. Parecía mucho mas una improvisación, ya que no tenía una letra clara. Se trataba evidentemente de un tarareo. Con la puerta abierta y conmigo ya mitad adentro de la casa, logro divisar un pasillo, de unos tres metros de largo y hacia su final se notaba una pieza iluminada. Para acceder a esa pieza no había que traspasar ninguna puerta, el pasillo parecía dar directamente hacia ese lugar. A mi derecha había una puerta entre abierta, que estaba hecha de madera y en cuyo centro se encontraba un vidrio a través del cual podía divisar la cocina. El pasillo era de color claro, no había pintura, en su lugar había un tapete sesentero.
La música se hacía ya muy clara y el ritmo era folclórico, cueca y tonada. Decidí avanzar por el pasillo, para lograr asomarme al final y divisar así aquella voz, que tan conocida me parecía.
La luz se hacía más intensa, y era de color amarillento. Era menguante en un muro y en el otro se notaba que tiraba sombras fijas. Justo antes, en el momento justamente anterior a asomarme y revelarme los misterios, se me paso por la cabeza que ya sabía todo aquello que iba a ver. Ya sabía yo que aquella vos pertenecía a Violeta, que aquel arpegio en la guitarra tenía que corresponder a Víctor.
Me asomo y en aquel mismo instante mis ojos cruzan primero con los de Violeta y después con los de Víctor, al cabo de aquel momento la música cesó en la guitarra de Víctor, y también lo hizo en la voz de Violeta. Nos quedamos mirando unos 15 segundos sin decir absolutamente nada. Al cabo de aquel momento Violeta me saludó. Y también lo hizo Víctor. Les repliqué el saludo con un asombro desbordante. Se trataba de una fusión absoluta entre la realidad como el mundo de lo real y el mundo de los sueños o de lo onírico.

martes, 21 de septiembre de 2010

El ¡Sé tu mismo! en Nietzsche


Extracto de: De Schopenhauer como educador

Autor: Friedrich Nietzsche


Al preguntársele cuál era la característica de los seres humanos más común en todas partes, aquel viajero que había visto muchas tierras y pueblos, y visitado muchos continentes, respondió: la inclinación a la pereza. Algunos podrían pensar que hubiera sido más justo y más acertado decir: son temerosos. Se esconden tras costumbres y opiniones. En el fondo, todo hombre sabe con certeza que sólo se halla en el mundo una vez, como un unicum, y que ningún otro azar, por insólito que sea, podrá combinar por segunda vez una multiplicidad tan diversa y obtener con ella la misma unidad que él es; lo sabe, pero lo oculta como si le remordiera la conciencia. ¿Por qué? Por temor al prójimo, que exige la convención y en ella se oculta. Pero, ¿qué obliga al único a temer al vecino, a pensar y actuar como lo hace el rebaño y a no sentirse dichoso consigo mismo? El pudor acaso, en los menos; pero en la mayoría se trata de comodidad, indolencia, en una palabra, de aquella inclinación a la pereza de la que hablaba el viajero. Tiene razón: los hombres son más perezosos que cobardes, y lo que más temen son precisamente las molestias que les impondrían una sinceridad y una desnudez incondicionales. Sólo los artistas odian ese indolente caminar según maneras prestadas y opiniones manidas y revelan el secreto, la mala conciencia de cada uno, la proposición según la cual todo hombre es un milagro irrepetible sólo ellos se atreven a mostrarnos al ser humano tal y como es en cada uno de sus movimientos musculares, único y original; más aún, que en esta rigurosa coherencia de su unidad es bello y digno de consideración, nuevo e increíble como toda obra de la Naturaleza y en modo alguno aburrido. Cuando el gran pensador desprecia a los hombres, desprecia su pereza, porque por ella se asemejan a productos fabricados en serie, indiferentes, indignos de evolución y de enseñanza. El hombre que no quiera pertenecer a la masa únicamente necesita dejar de mostrarse acomodaticio consigo mismo; seguir su propia conciencia que le grita: «¡Sé tú mismo! Tú no eres eso que ahora haces, piensas, deseas».
Toda joven alma oye este grito día y noche y se estremece, pues presiente la medida de felicidad que, desde lo eterno, se le asigna cuando piensa en su verdadera liberación; mas de ningún modo alcanzará esa felicidad mientras se halle unida a la cadena de las opiniones y el temor. ¡Y qué desolada y absurda puede llegar a ser la vida sin esta liberación! No existe en la Naturaleza ninguna otra criatura más vacía y repugnante que el hombre que se aparta de su genio y no mira sino a derecha e izquierda, hacia atrás y al horizonte. Al final, es completamente ilícito atacar a un hombre así, pues no es más que envoltura exterior carente de contenido, una vestidura ajada, pintarrajeada, hinchada, un espectro aureolado que no suscita temor ni compasión. Y si con razón se dice del perezoso que «mata el tiempo», habrá que cuidarse seriamente de que un periodo, una época, que cifra su salud en la opinión pública, es decir, en las perezas privadas, muera realmente de una vez; quiero decir, que se la suprima de la historia de la verdadera liberación de la vida. Qué grande debe de ser la repugnancia de las generaciones futuras al ocuparse de la herencia de una época en la cual no regían hombres vivos sino apariencias humanas con opinión pública; por eso, probablemente nuestro tiempo será, para alguna otra lejana edad posterior, el más oscuro y desconocido, en tanto que el periodo más inhumano de la Historia. Camino por las calles nuevas de nuestras ciudades y pienso que de todas esas casas horribles que ha construido la generación de los que opinan públicamente no quedará nada en pie dentro de un siglo, y que también entonces se habrán derrumbado las opiniones de esos constructores de casas. En cambio, grande es la esperanza de quienes no se consideran ciudadanos de estos tiempos; y es que, si lo fuesen, habrían contribuido a matar su tiempo, y con su tiempo se habrían hundido; mientras que, por el contrario, ellos no querían sino que su época despertara a la vida, a fin de existir en esa misma vida. (...) (pág.: 1-2)

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Lo-que-no-está-ahí

Pensemos en las cosas que no existen. Tenemos cierta noción de que no existen. No quiero enredar inútilmente, pero chocamos con el hecho de que estamos hablando de ellas, es decir, de alguna manera están existiendo. Quisiera decir, referido a ello como algo mas real, y no sé realmente si podemos señalar eso como mas real que lo otro. Entonces especifiquemos.

Si yo digo que Truman existió en la realidad, así como lo manifiesta la película, y con todas sus características, entonces estaría mintiendo. Pero es real en cuanto palabra, lenguaje, concepto; construcción lingüística. Entonces se da en algunas ocasiones, que existen estas construcciones, atribuíbles a la imaginacion humana, y se podría filosofar sobre qué es lo que está proyectando implícitamente. Es decir que relación habría por ejemplo entre el deseo oculto, inconsciente, y aquello que se esta construyendo, imaginando. Y podremos hacer entonces un interesante juego entre relacionar características de la invención, con características de las sociedades estadounidense y la imperancia de un paradigma determinado. Podremos por ejemplo encontrar rasgos propios de nuestras carencias, de nuestras sobras, de cómo logramos aislar masivamente las mismas ideas, y levantar a otras a un nivel tal que construcciones imaginarias parecieran materializarse en la realidad. Es decir, la sociedad se esfuerza por hacer aparecer todas las pruebas (proofs, Ginzburg) que componen o que debieran finalmente componer al objeto en la realidad, de una manera y con rasgos kantianos. Es decir la suma de pruebas que verifican que tal construccion imaginaria, ha perdido su condición de tal para materializarse a una realidad o espacio diferente, aunque compartiendo el mismo tiempo. Sin embargo obviamente estamos desde el observador que se ha dado cuenta de esta operación, y queremos saber el porqué de éste esfuerzo, que en últimos términos es como debiéramos saber infructuoso por que en últimos términos se trata de algo proveniente de la imaginacion.

Si imaginamos una sociedad abarrotada, de carácter imperialista (Negri), sin grandes industrias, dedicados cien por cien a los servicios, y/o a la satisfacción de necesidades inmateriales, la repartición de afectos, el arreglo de pequeños mundos subjetivos, entonces bien cabe la pregunta de a que responde de querer ver-ahí, lo que yo se que no-está-ahí. De querer probar a toda costa que tal materialización se ha producido, y que se den reportes de que se ha visto a pie grande allá, que se le ha tomado un vídeo, que tenemos sus pisadas y podemos calcular que tamaño tiene, cuanto pesa, de que parte de la cadena evolutiva proviene, etc.

No será mas bien que queremos ver algo que de no existir dejaría un vacío que no hemos podido llenar ni con el Imperio ni con nuestras construcciones religiosas. Algo que nos atañe profundamente como especie humana. Y según mi parecer esta referida a la dicotomía experienciada por nosotros entre Bestia y Humano, entre Instinto y Razón. El lugar en el cual estamos eternamente atrapados. La voluntad de volver al Instinto versus la voluntad de civilizar al humano animal. Pie Grande es la graficacion de ese deseo. Bueno por lo menos en parte, en lo que lo atañe a él como construccion imaginaria. Un ser dotado de una cuasi-razón, capaz de conservar y criar familias, pero de al mismo tiempo capaz de vivir en la Wildniss o en lo salvaje.

Dejo cómo ultima reflexión el hecho de asumir que hemos hecho contacto con extraterrestres, o de ser visitados por ellos, o de simplemente dar por hecho de que éstos existan. En ese caso no necesariamente estamos hablando de una construccion de nuestra imaginacion, es decir, aquellos que dibujamos son sí productos de nuestra imaginacion, pero estos como idea de especie, como idea de otredad, idea de lo alterno pueden estar-ahí. Lo curioso es preguntarnos por que desde antes nos esforzamos en ver-ahí, lo que aun no está-ahí.

martes, 31 de agosto de 2010

Voluntad ver


"(...) Ustedes no se han buscado: Y ahí me encontraron. Así lo hacen todos los creyentes, por eso hay tan poco con los credos."

Friedrich Nietzsche




Que la verdad te va a sesgar,

es sesgo de su propia voluntad,

de alcanzar su propia verdad

e imponerla a todo dar.


¿Que es entonces lo que nombramos

lo que deseamos y proyectamos,

si no es fruto de lo que sembramos?

Es el sesgo propio de vivir.


¿Cual es por consiguiente

lo que es de veras y lo que miente

si no es en todo momento

lo que cada uno de nosotros siente?


¿Que va más allá de lo que intuyes,

si no es hacia donde crees que fluyes?

Es un punto desconocido

en un espacio inexplorado.


Pierdes entonces la mente rezando,

y que aquel lugar escondido esté

de acuerdo a tu mente y a tu alma,

y así no desesperar en vida, perdiendo la calma.

lunes, 30 de agosto de 2010

El entimema a través de Ginzburg a la modernidad

Parte 2 ó la mentira como ilusion (...continuación)
Ahora, debo recordar necesariamente, que es el propio Ginzburg quién se resiste a la crítica positivista de apreciar la historia como una narrativa, e igualar el trabajo del historiógrafo, al de un novelista. Sin embargo pareciera no poder realmente escapar junto con la historia hacia la verdad o hacia la búsqueda constante de ella. No creo que sea importante salvar lo insalvable. Hoy no somos capaces de vivir sin formarnos una imagen del mundo. Pero así como el mundo se grafica para nosotros en una imagen, así también nosotros buscamos incesantemente encontrar nuestra propia ubicación en el mundo. Formarnos imágenes de nosotros mismos en el mundo, y aunque éstas pudieran estar erradas a causa de no tomar en cuenta gran parte de la argumentación, no es eso lo que vale. No es tan importante las-cosas-como-son-realmente, frente a las-cosas-como-yo-elijo-verlas. Estamos de la misma forma expuestos a la verdad y a la mentira, como lo está el trabajo historiográfico, o el trabajo judicial. El crimen cometido a una pequeña niña requiere de un culpable. Y la sociedad lo requiere. No importan tanto las atenuantes cómo sí lo hacen las agravantes. ¿Cuántas veces ya, hemos escuchado de errores en las asignaciones de culpa en crímenes en los Estados Unidos de América, en donde las cortes han ordenado una ejecución, no teniendo la argumentación completa?
Hablaré ahora de la prueba. Sin embargo lo voy a hacer nuevamente desde Ginzburg, quién diferencia dos tipos de demostrar que quién habla (el juez o el historiador), habla con proofs. Por un lado encontramos la proof clásica, en la labor que no recaía en el historiador sino en el anticuario; es decir “Collecting proofs was, until the mid-eighteenth century, an activity practiced by antiquarians and erudits, not by historians ”. Y por otro lado encontramos que “Within the classical tradition, historical writing (and poetry as well) had to display a feature the Greeks called enargheia, and the Romans, evidentia in narratione: the ability to convey a vivid representation of characters and situations” .
Ginzburg lo que está tratando de investigar en profundidad en el texto citado es el problema que atañe a la verdad histórica; y rechaza por igual los dos extremos que él ha denominado positivismo por un lado, aquellos que se preocupan por la interpretación neutral de los documentos, y por otro lado la sofisticada interpretación de la prueba como lo representado (aquello que representa). Ginzburg se ubicará en una, para él tercera vía, que implica la consideración de lo representado, en cuanto a su condición de probabilidad, excluyendo así la radicalidad del juicio. Más allá de la solución probable que encuentre Ginzburg a este punto en particular, el conflicto que surge es más entramado de lo que podríamos llegar a pensar. Las conexiones entre el entimema y el concepto de verdad histórica, así como su relación con las verdades y las formas de concluirlas en los ámbitos de la justicia actual distan mucho de poder ser adscritas a una u otra tendencia. Si bien el ejemplo que Ginzburg trabaja y defiende, en el caso de la auto-inculpación de Leonardo Marino, que dejaría al descubierto procedimientos irregulares (o en su defecto, que no se condicen con el enfoque positivista atribuido generalmente a los sistemas judiciales) ayuda a entender por partes la presencia de una argumentación incompleta generadora de verdades en un sistema judicial, nos nubla y oscurece aquello referido al ámbito historiográfico.
Vuelvo ahora sobre el asunto de la verdad en las mal, –o bien, llamadas narraciones históricas. El problema judicial, o modelo de justicia, como ya he señalado influye en el trabajo historiográfico. En una interesante crítica que le hace José Fernández Vega en su breve ensayo “La escoba en la balanza” , éste señala hasta cierto punto un grado de inconsistencia al analizar lo que él denomina la neutralidad valorativa. Inconsistencia sobre la cual no profundizaré mayormente. Recogeré de todas maneras el debate que acarrea el reconocimiento de los problemas asociados a la neutralidad valorativa. La dificultad de tener un juez (sea un juez de justicia o un juez de la historia) supuestamente neutro acarrea, que todo aquello que hace presuponer y que potencialmente sea fruto de una no-neutralidad, cae automáticamente en un terreno oscuro sin análisis. Por lo que debemos en primer lugar asumir que tal neutralidad en algunos aspectos es totalmente ficticia. Ficticia porque, aun suponiendo que los jueces de la justicia son los más neutrales o debieran serlo, la crítica de Ginzburg al sistema judicial italiano, basado en el caso del asesinato del comisario Calabresi, deja en claro que el precepto judicial “in dubio pro reo” se ha invertido a “in dubio pro re publica” .
Para poder ver la verdad parcial que se trasluce a raíz de estas declaraciones en nuestro propio sistema judicial, bastaría con observar e investigar detenidamente los procesos que se llevan en contra de comuneros mapuches, a quienes se les ha aplicado una ley (ley de seguridad al interior del estado, ley anti-terrorista) residual de una concepción de estado autoritaria. ¿Cuál es entonces la real cara de la neutralidad valorativa que tanto defendía Max Weber? ¿Y cuál es su rol en la historiografía, o mejor formulado, como se comportan los que escriben historia frente a este precepto moral? Vamos por partes.
Tal neutralidad valorativa es un ideal que en la realidad no logra imponerse como su descripción ideal lo señala. En la realidad este concepto se estira, se encoje y se adapta políticamente sin problemas a aquellos que tienen la potestad de juzgar, y sobre todo a aquello que la re publica debe juzgar (cómo un deber ser). Existe entonces para aquellos que se dicen neutros, una concepción política sobre el estado de las cosas, y una verdad como ideal que desequilibran la balanza a favor de los que algunos dirían son los más, y en desmedro de aquellos que generan un contra-discurso o pretenden deslegitimar una hegemonía estatal. Siguiendo el puente que nos indica el propio Ginzburg entre jueces (de la justicia) y jueces (historiadores), acerca de la probabilidad de lo que puede representar la proof, excluyendo por tanto la certeza, encontraremos el mismo dilema pero del lado de la verdad histórica. ¿Qué nos puede hacer pensar en la existencia en el caso de la historiografía de tal neutralidad? Cómo anteriormente señalado, ahora tampoco voy a ser radical y acusar a todos los jueces (historiadores) de ser moralmente doble estándar cómo para mentir acerca de su neutralidad, pero si voy a poner en duda la intención que tienen de reconocerse en esa neutralidad.
El entimema se sigue reflejando en la imposibilidad de su neutralidad, es decir está presente en la voluntad de pasar por alto indicios (que caen fuera del modelo judicial o historicista), ya que ésta voluntad de ilusión, ésta necesidad de formar una imagen más completa de lo juzgado, no es otra cosa que la política de pasar por alto indicios que contravengan la construcción o edificación conceptual desde la cual se está argumentando. Vaihinger destacaría lo siguiente de Nietzsche: “Mi filosofía es un platonismo invertido: cuanto más se aleja de la realidad verdadera, se torna más pura, más bella y mejor. Vivir en la ilusión como el ideal ” después agrega también de Nietzsche: “Nuestro edificio-de-fantasía idealista es también parte de la realidad y debe aparecer en su carácter ”. Es decir, confirmando lo señalado al inicio de este ensayo, no es que haya una mano negra detrás de estos pasar por alto de la justicia moderna, o por lo menos no es una mano negra consciente. Nietzsche descubre que no es posible escapar de las ilusiones de la realidad. Que éstas ilusiones o pasadas-por-alto son más importantes y puros que la propia realidad. Quizás en tono menos radical que Nietzsche, son estas alteraciones y entimemas los que construyen las verdades históricas, guiados por un espíritu del Como-si y no por un espíritu de maldad y/o mano negra.
Heidegger en su “Caminos de Bosque” echa luces sobre lo que atañe las verdades (y mentiras) de la historia moderna señalando:
“El entretejido de ambos procesos, decisivos para la esencia de la Edad Moderna, que hace que el mundo se convierta en imagen y el hombre en subjectum, arroja también una luz sobre el proceso fundamental de la historia moderna, el cual, a primera vista, parece casi absurdo. Cuanto más completa y absolutamente esté disponible el mundo en tanto que mundo conquistado, tanto más objetivo aparecerá el objeto, tanto más subjetivamente o, lo que es lo mismo, imperiosamente, se alzará el subjectum y de modo tanto más incontenible se transformará la contemplación del mundo y la teoría del mundo en una teoría del hombre, en una antropología ”.
Esta objetivización como proceso fundamental de la historia moderna pone en otras palabras al sujeto como motor protagonista de la historia; cómo tal está expuesto a lo que Nietzsche denominará “la voluntad de ilusión”, la cual se refleja en los modelos con argumentación incompleta ya analizados. No se puede generar un sentimiento de culpa hacia quienes son individuos dentro de un modelo de justicia o dentro del proceso fundamental de la historia moderna, ya que la neutralidad valorativa es un precepto ideal, y cómo ideal en la realidad diferente a cómo se ha constituido tal deber ser; el individuo debe decir que tal neutralidad existe, ya que la voluntad de ilusión de ella existe. Se constituye de la forma cómo-si su actuación en verdad lo fuere (valorativamente neutral). Sin embargo la presencia de la neutralidad valorativa en las verdades históricas y en las verdades que establece el juez no puede ser tomada per se, cómo una verdad absoluta. Deberemos entenderlo como Ginzburg lo sugiere, una condición de probabilidad, una verdad en construcción. Un algo, que se asemeja mucho más a ciertas creencias metafísicas, en cuanto ilusión constante; pero que sin embargo debe diferenciarse por completo de un algo tautológico, ya que de ésta forma no estamos en presencia de una concha vacía, sino más bien en presencia de metáforas llenas de significados, que significan, aparentemente nuestra época, como imágenes.
La verdad en la historia no existe en sí misma. La esencia de la historia no es por lo tanto accesible, y el debate que Ginzburg pretende sostener, defendiendo la búsqueda de la misma como actividad central del historiador, y no querer aceptar la critica positivista (señalada como positivista por el propio Ginzburg) que expone, como ya lo he manifestado anteriormente, al historiador como un narrador, resultaría no mayormente útil. Esto principalmente debido a que, a mi modo de analizar el asunto, lo que Nietzsche o los positivistas están diciendo, no es que el historiador como individuo sea en realidad un cuenta-cuentos o un narrador mentiroso, sino que está revelando la existencia de dicha ilusión en un ámbito histórico (con implicancias judiciales, como ya visto). Es decir nos está tratando de transmitir que la esencia del trabajo del historiador, no es en realidad necesariamente la que éste pretende que sea. Éste obviamente debe pretender que es otra cosa que solamente un constructor de estructuras de valoración. Las verdades históricas son muy cambiantes y estos cambios son impredecibles; son de la misma forma ilusiones de realidad, favorecen las imágenes del mundo, requieren de los entimemas que omiten realidades para favorecer las construcciones y mantención de estructuras de pensamiento. Y esto es algo que no se dice antes; no puede decirse antes. Puede solamente ser desenmascarado, como Nietzsche o Heidegger lo pretenden hacer. Y tampoco es que Nietzsche lo desenmascare para generar o tratar de generar perjuicios, ya que finalmente Nietzsche se ubica del mismo lado:
“Este párrafo nos lleva directamente a aquellos pensamientos de Nietzsche que pudiéramos llamar los inicios de una Metafísica del Como-si; de la cuestión de saber que parte juega la ilusión en la totalidad de los sucesos cósmicos y como éstos sucesos cósmicos a partir de los cuales se desarrolla necesariamente la ilusión, han de ser observados y evaluados;(…) ”.

Bibliografía
Ginzburg, Carlo. History, Rhetoric, and Proof. The Menahem Stern Jerusalem Lectures, London and Hannover 1999.
Ginzburg, Carlo. Mitos, Emblemas e Indicios. Morfología e historia. Editorial Gedisa, segunda reimpresión, febrero de 1999, Barcelona.

Ginzburg, Carlo. Checking the evidence: The judge and the historian. Critical Inquiry. Vol. 18, No. 1 (Autumn, 1991).
Nietzsche, Friedrich. Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Consultado el: 23 de Junio de 2010 desde: http://www.nietzscheana.com.ar/sobre_verdad_y_mentira_en_sentido_extramoral.htm.
Vega, José Fernández. La escoba en la balanza. Reseña de: Ginzburg, Carlo. El juez y el historiador. Acotaciones al margen del caso Sofri. Universidad Nacional de Educación a Distancia y Universidad Autónoma Metropolitana, Madrid: Anaya & Mario Muchnik, 1993.
Vaihinger, Hans. La voluntad de ilusión en Nietzsche. Consultado el: 20 de Junio de 2010 desde: http://www.nietzscheana.com.ar/vaihinger.htm.
Heidegger, Martín. La época de la imagen del mundo, Caminos de Bosque. Madrid: Alianza, 1995.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Buscando encontrar

El que busca, dicen que esta peor que aquel que haya encontrado algo. El que busca algo que el que encontró ya posee.

Pues bién podemos invertir esto, y señalar mas especificamente acerca de aquel que busca que ya ha encontrado algo. Ha encontrado la búsqueda. Es decir que el que busca tambien ha encontrado algo.

Vayamos ahora con el que ha encontrado. Podemos señalar que éste mismo personaje que supuestamente ha encontrado algo, a la vez ha perdido algo. Ha perdido algo que antes poseía. La Búsqueda.

Es decir, mientras la actividad principal que se estaría deviniendo para el que búsca, está plenamente concentrada en su propia actividad, es decir en su propia búsqueda, aquel que haya encontrado algo, se ve arrojado inmediatamente después de finalizada su búsqueda, cuando encuentra, a un limbo de muy pocas certezas. Arrojado a la busqueda de la búsqueda. Y esta búsqueda parece un lugar frío y nihilista.

El hecho de encontrar, nos está estimulando a entender el mismo concepto con un prisma en donde encontrar significa en realidad contraponer. Encarar, definir. Verme a mi mismo reflejado en aquello que he encontrado. Ver.

jueves, 12 de agosto de 2010

El entimema a través de Ginzburg a la modernidad

Parte 1 ó sobre las conchas vacías

El presente ensayo tiene como objetivo fundamental dilucidar y actualizar el debate en torno a una figura que Aristóteles llamó Entimema y que, como veremos, está muy presente en la modernidad; para estos efectos buscaré entrar en el debate a través de algunos acercamientos efectuados por Carlo Ginzburg a través de su análisis de la figura del entimema y aquella referida al paradigma de inferencias indiciales. De esta manera derivaremos en el denominado modelo de justicia, que nos ayudará a comprender y extrapolar el ejemplo al ámbito historiográfico. Finalmente concluiremos con una breve referencia al debate surgido en torno a la verdad histórica y su trato para con el historiador, que ha ocasionado cierta resistencia por parte de Ginzburg.
Al analizar con detención el concepto de Entimema, usado en “la retórica” de Aristóteles, y recogido por Ginzburg en su texto History, Rethoric, and Proof: Aristotle and History, Once More me veo en la perspectiva ideal para relacionarlo con otro texto que Ginzburg presenta en su Libro Mitos, Emblemas e Indicios: Indicios, Raízes de un paradigma de inferencias indiciales . El primero tratado como un silogismo incompleto, y el segundo resumido como la inferencia de lo invisible a partir de lo visible. Existe en ambos casos un salto metafórico que se realiza, que resulta casi imperceptible en muchos ámbitos de la sociedad contemporánea. Esto porque tanto en el rol que cumple el juez, como en aquel que cumple el historiador, estos saltos, que no necesariamente responden a la búsqueda de la verdad, y sí se relacionan en cambio con otros preceptos de nuestra sociedad contemporánea, tienen una característica especial, que ya dilucidaremos, relacionada con la voluntad de ilusión y la imagen que nos hacemos del mundo.
El paradigma de inferencias indiciales no tuvo, sino hasta la intervención de Ginzburg, la atención requerida, según palabras del propio autor. Para demostrar la existencia de tal paradigma, recuerdo de todas las relecturas del texto particularmente el rol de Morelli, Holmes, Freud, y el ejemplo de los tres hermanos. Y en cada una de las reconstrucciones que buscaban demostrar la existencia de ese paradigma se refleja que la relación con la figura del entimema es más y más estrecha. Principalmente porque en cada una de ellas falta parte de la argumentación, por lo que estamos en presencia de un silogismo incompleto. Sin embargo quiero volver sobre algo anterior o incluso más simple. Cada una de ellas busca establecer una verdad. Ese es un hilo conductor que se está dejando de lado. Los ejemplos que da Ginzburg lo logran con distintos grados de exactitud. Existen ámbitos donde resulta muy útil, y ahí ubicaríamos a Holmes y los tres hermanos, ya que podríamos afirmar que Sherlock logra siempre inferir al asesino, como los tres hermanos al saber “leer las huellas” saben reconocer el pasado directo. En cambio Freud y Morelli están más expuestos al error. El más perjudicado vendría a ser Freud, que ha sido muy rebatido y cuyas conclusiones metodológicas distan bastante de ser la verdad que él quiso exponer o descubrir. Morelli, comete el error de querer uniformizar, normar y casi regular el uso de los detalles en las obras de arte, asumiendo que todas los lóbulos de oreja o uñas son iguales, cuando corresponden al mismo artista, por lo que esto expondría o descubriría al autor oculto (verdad oculta). Esta uniformización no constituye una verdad absoluta.
A pesar de todo lo anterior no pretendo renegar de algo que a mi forma de apreciar este asunto, Ginzburg descubre, pero no expone incisivamente. El asunto de la verdad, como concepción metafísica de la realidad, como directriz para la correcta inferencia a partir de los indicios, o a partir de la argumentación incompleta. Esta directriz no se corresponde en la contemporaneidad con un solo concepto político o social, ni tampoco con un núcleo de personas ejerciendo un poder desde lo oculto. Tratare de echar luces sobre este asunto tomando dos ámbitos de lo social de nuestros días, que creo que servirán para lograr llegar al fondo del tema. Por un lado la verdad construida (o aplicada) por el juez (o en su defecto por la ley, en ausencia de jurisprudencia) y por otro la verdad que busca el historiador (y que también pretende construir o reconstruir).
Si en algún momento buscáramos los culpables, deberemos encontrarnos con un escenario en el cual este proceso de dar por dada parte de la argumentación, para facilitar la inferencia de una verdad (del modo que sea), no es algo que necesariamente se dé en conciencia. Muchas veces lo condicionado que se encuentra en partes de la sociedad, es influido por algo similar a lo que Hegel llama “der Volksgeist”. No podemos entonces a mi parecer hablar de una supra-mente tras los hechos, sino mas bien de una influencia de la-forma-de-ser en el desarrollo del entimema. ¿Pero de qué manera se manifiestan los entimemas hoy?
En un recorrido interesante que hace Ginzburg en su breve ensayo Checking the evidence: The judge and the historian nos presenta en una primera aproximación los puntos en común de aquello que atañe más al ámbito social y aquello que lo hace más al ámbito del historiador. Sin embargo reconoce después que se ha tendido a instalar una tendencia:
“This judicial model, by emphasizing already existing tendencies, has had a double impact on historiography. On one hand it urges historians to focus on events (political, military, diplomatic) that could be easily ascribed to specific actions performed by one or more individuals; on the other it disregards those phenomena (like social life, mentalites, and so on) that resist an approach based on this explanatory framework ”.
Puedo entonces sin problemas hablar de que Ginzburg se refiere a que existe en efecto un sesgo, que viene a ser producto de un modelo judicial, que vendría a influir el trabajo historiador, generando un foco de atención en eventos significativos y dejando de considerar muchas acciones especificas que vendrían a caer fuera del marco de análisis.
Especificando, e hilando un poco más fino, puedo concluir que puede que sí en algunos casos la explicación histórica podría estar completa considerando solo algunos eventos y personas o grupos de personas responsables, ya que aquello específico que se omite no vendría a alterar mayormente la conclusión final. ¿Sin embargo qué sucede cuando ésta influencia, que ejercería lo-omitido, fuera realmente importante, o podría significar un debate enardecido y favorecer la desunión o la polarización? Aun así se omitiría. Porque es muy simple, ya que cae fuera del método, fuera de lo que se debe ocupar el mismo. ¿Y para qué?
Para favorecer las imágenes y las ilusiones que inevitablemente nos hacemos del mundo. Son con las ponderaciones recién vistas, que las gentes que habitan las sociedades le dan sentido a su tiempo. El Bicentenario, los héroes de la patria, el enemigo foráneo, los grandes eventos deportivos, el juicio de Núremberg, el fin de las ideologías, etc. Para la instalación en el disco duro de la sociedad de tales hechos, se tiende a prescindir de parte de la argumentación (fuese la que fuese) y se favorece así algo que Nietzsche denominaría la voluntad de ilusión. Cito:
“Solamente mediante el olvido puede el hombre alguna vez llegar a imaginarse que está en posesión de una verdad en el grado que acabamos de señalar. Si no quiere contentarse con la verdad en la forma de tautología, es decir, con conchas vacías, entonces trocará perpetuamente ilusiones por verdad ”.
Lo mismo sucede en aquello que hemos descrito hasta el momento, es decir this judicial model cambia ilusiones por verdades en muchos o la mayoría de sus casos (también los que atañen a la historia y al historiador).