lunes, 10 de junio de 2013

Liderazgo: Construyendo auténtica calidad en el servicio y la entrega

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Existen diversas formas de entender el liderazgo. Quizás en otro momento podamos mostrar otras maneras de ejercer el liderazgo. En lo que sigue quiero recorrer brevemente algunos elementos que constituyen las bases del liderazgo facilitador.

                Para poder establecer al menos en parte la base de esta forma de liderazgo organizacional debemos introducirnos brevemente en la diferenciación en el debate contemporáneo filosófico entre compasión y donación. Las bases de la diferenciación se establecen en los fundamentos de la doctrina cristiana de la iglesia puesto que se propugna el amor al prójimo con expresas indicaciones que proponen y defienden el rol de la compasión en la construcción de la doctrina. Diversos filósofos, desde Spinoza hasta Nietzsche identifican un problema en dicha doctrina que en lo superficial aparenta honestidad. Los filósofos no obstante nos indican que tal honestidad no es más que una fachada de honestidad cristiana. El fundamento de tal crítica apunta a la existencia de dos elementos principales: a) Existe una tasa de retorno para aquel que entrega compasión b) la compasión es entregada sobre la base de un incremento de poder que se obtiene precisamente mediante la entrega de compasión. El problema surge entonces a raíz de que no cumple con aquello que se promete. La entrega no es pura ni honesta.  Aquí es donde podemos aproximarnos a la noción de donación. Se indica que la gracia del don o la donación es que sus orígenes tribales indican que se corresponde con un don de rivalidad (véase M. Mauss). El don de rivalidad es la demostración de opulencia a un jefe de una tribu rival mediante el sacrificio de animales o regalos opulentos que pretenden mostrar al rival lo mucho de lo que pueden dispensar. En tal caso se pretende mostrar que la donación es un no recibir a cambio. La verdadera entrega no entrega para recibir; más bien se constituye en el mismo acto como una especie de chorreo.

                El líder facilitador es un líder que está consciente de diversos hechos que afectan su manera de mostrarse en el mundo. En primer lugar el líder debe saber que él no es importante. El foco debe estar puesto en los participantes. El proceso que él experimenta no es importante para la facilitación. En segundo lugar el líder debe tener los ojos fijos puestos sobre la consecución del objetivo grupal. Debe adicionalmente velar por el cumplimiento de tal objetivo sin intervenir directamente en el aprendizaje de los participantes. Si el líder así lo hiciera sería más bien un líder autoritario y narcisista.  El líder debe evitar en lo posible cosechar el éxito de la actividad, una vez que se ha cumplido el objetivo el líder se retrotrae del equipo, idealmente abandona el lugar de la facilitación. Con ello se asegura que la entrega se de en calidad de una donación y no en función de la compasión que esperaría vítores y reconocimientos. El líder opera en muchas ocasiones apoyando desde la servicialidad, lo ideal es que en estos casos tal apoyo ocurra desde lugares ocultos o poco visibles, sin llamar la atención sobre el servicio prestado sino manteniendo el foco puesto tanto en la consecución de los objetivos grupales como el aprendizaje personal de cada participante. Agregar en último lugar que las tareas del líder facilitador son todas; sobre todo las más simples, cotidianas y en ocasiones las tareas que un líder narcisista no realizaría. El liderazgo facilitador o en ocasiones también referido como auténtico implica que al finalizar el día, el líder se acuesta tranquilo porque sabe que todo aquello en lo cual sirvió lo hizo en forma de donación, como algo que estando demás simplemente chorrea, fluye, no espera a cambio.

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