Es muy difícil hablar de esta obra en
términos generales. Una aproximación planificada nos podrá ayudar a encontrar
puntos específicos que nos permitan desentrañar las conclusiones filosóficas y
genealógicas (correspondientes a nuestro estudio) que se desprenden de las
formas peculiares que tiene Nietzsche de presentar su pensamiento. No obstante,
considerando que para el pensador alemán incluso “cada palabra es un prejuicio”
(DCS 55), será difícil, sino imposible, evitar caer en generalizaciones.
Como
deberemos recordar, el primer capítulo ofreció una mirada sobre la compasión
que de manera inicial apunta a desglosar la crítica de la compasión cristiana
sobre todo en “La genealogía de la moral”; pero en su desarrollo final se
aprecian argumentos que parecieran apuntar hacia una especie de entendimiento
amplio del concepto de compasión. Este entendimiento, se considera de carácter
amplio, debido a que logra integrar la compasión en tanto que expresión de un
amor supuestamente honesto en una competencia
agonal con los estudios genealógicos que
desnudan un tipo de compasión deshonesto, instrumental y trasfondo de una forma
mala de amor a sí mismo (Z I, “Prójimo”). Ahora, intentando comprender, nos
debemos formular primero la pregunta, ¿de qué manera se podría manifestar en
Nietzsche esa otra cara de la compasión? E incluso ¿hasta qué punto, las
lecturas que se pueden hacer de ese tipo de inclinación hacia el otro, son
extrapolables a la donación, la amistad o el instinto no-egoísta? Más aun, será
imposible para nosotros esquivar el asunto que en el trasfondo pareciera como
más importante. Aquí se está sugiriendo que cabría hacerse la pregunta si
¿acaso tanto en su crítica a la compasión de la moral de los filisteos, como en
sus propuestas de la compasión y la donación presentes en “Así habló Zaratustra”
entre otros, se podría apreciar una voluntad de transvalorar, o aportar a una transvaloración de todos los valores [Umwertung aller Werte]? Dicho de otra
manera, se podría pensar que Nietzsche mediante su crítica a la compasión
cristiana, intenta cambiar el sentido impregnado al término, y poner de
manifiesto una compasión que excede a la noción cristiana, y tal compasión es
propuesta aquí bajo la lectura de la compasión
en tanto que amor.
La compasión aparece en su acepción alemana [Mitleid] más de cincuenta veces mencionado en “Así habló
Zaratustra” (bastante más). Solamente de este hecho se válida la suposición de
que la compasión como concepto de estudio adquiere una importancia especial.
Pero antes de poder tratar con el discurso mencionado de “Así habló
Zaratustra”, debemos establecer ciertos criterios, a modo de lineamiento
general, que de esta manera deberán inducir a una interpretación plausible del
apartado mencionado, y así del rol de la compasión en lo que se considera una
de sus obras principales.
En
el presente punto queremos hacer hincapié en algunos asuntos específicos que
nos ayudarán a comprender de mejor manera el rol de la compasión en esta obra.
Cabe destacar aquí, que el proceso que llevaremos adelante, no se corresponde
con una selección arbitraria o al azar de las temáticas por parte del autor. Al
contrario, la intención es sostener la argumentación en opiniones autorizadas, en
tanto que hayan formulado avances en la temática aquí propuesta. En este
sentido, no solamente basta con proponer la lectura de un autor que haya
analizado “Así habló Zaratustra”, sino debe necesariamente también efectuar un
acercamiento hacia el terreno moral de la compasión y la piedad. Georges Goedert
es uno de los pocos investigadores que ha dedicado una obra extensa al
exclusivo tema de la compasión en Nietzsche. De manera correcta, a mi entender,
Goedert entiende que el debate o la disputa [die Ausseinandersetzung][1]
que sostiene Nietzsche a lo largo de prácticamente toda su obra con la noción
de la compasión, tiene su origen en su relación con Schopenhauer.[2]
En la tesis fundamental del libro encontramos un intento por documentar la
superación de la compasión y de Schopenhauer por parte de Nietzsche. Al indagar
específicamente acerca de la compasión en “Así habló Zaratustra”, Goedert
señala:
En Zaratustra, Nietzsche
guiará la comprensión global de su obra primeriza, hacia su propio sufrimiento.
Por eso se da, entonces, la representación del mundo como obra de un Dios
sufrido y agónico (…). No obstante, con su escritura se adelantaba a su
presente. Si es que todos los “trasmundos”, están respaldados en “penalidad” y
“tormento”, inclusive los de “El nacimiento de la tragedia”, y si Zaratustra,
el sufrido, para superarse llevara sus cenizas primero a la montaña para
inventarse una llama más brillante, a modo tal que el “fantasma” —es decir
Dios— se desvaneciese, entonces podría, por su parte, la postura afirmativa
hacia el sufrimiento, hacia lo contradictorio y conflictivo, en resumen hacia
lo trágico, que atraviesa todo el libro, contemplarse en el autor como una
superación-de-si-mismo, parecido por lo demás a aquello que representa su obra
“Así habló Zaratustra”.
[3]
La compasión es puesta aquí en un plano que
para nosotros debería resultar relativamente nuevo. El término, y aún más, el
constante estudio del mismo, es remontado aquí por Goedert a una dimensión
personal para con el autor. A modo de una buena comprensión del párrafo citado,
debemos entender que el autor acepta la relación de equivalencias que se puede
sostener entre Zaratustra y el propio Nietzsche.[4]
Más aún, Goedert sostiene que las equivalencias tienen como finalidad última,
una profundización del pensamiento trágico. Por tales motivos, Nietzsche, quién
también es considerado por Goedert, al igual que Zaratustra, como el sufrido, o
el atormentado; para superarse, y crecer por encima de sí mismo [Über-sich-Hinauswachsen][5]
debe llevar sus propias cenizas a la montaña, y así inventarse una llama más
brillante que produzca el desvanecimiento de ese fantasma, de ese Dios.
Solamente de esta manera, (vale decir en la afirmación del propio ocaso, en el
deseo del ocaso de su compasión schopenhaueriana, que se ve reflejado en la vida
y obra del profeta Zaratustra) puede salir a la luz la nueva llama, más
brillante; tal vez como la compasión en tanto que amor honesto, “voluntad de
poder” o el “eterno retorno”.
(...)
[1]Die
Auseinandersetzung; compuesto por Auseinander- que quiere decir separado o aparte, y -setzung que tiene origen en el
sustantivo Satz, que en este sentido debe ser comprendido como movimiento o
frase.
[3] Ibíd. 33. Dado que no
existe traducción al español de dicho texto, he considerado oportuno
ofrecer una traducción del mismo. El texto original dice: “Im Zaratustra führt Nietzsche
die Gasamtkonzeption seines Erstlingswerkes auf eigenes Leiden zurück. Daher
also die Darstellung der Welt als des Werkes eines leidenden und zerquälten
Gottes (…). Mit seiner Schrift war er aber bereits seinem damaligen Zustand
voraus. Falls nämlich alle “Hinterwelten” zurückzuführen sind auf “Leiden” und
“Unvermögen”, inklusiv die der Geburt der Tragödie und Zarathustra sich, den
Leidenden, erst überwinden, seine Asche zu Berge tragen und sich eine hellere
Flamme erfinden musste, damit das “Gespenst” — also der Gott — von ihm wich,
dann darf ihrerseits die bejahende Haltung zum Leiden, zum Gegensätzlichen und
Konfliktuellen, kurz zum Tragischen, die das ganze Buch durchzieht, bereits als
ein über-sich-Hinauswachsen beim Autor selbst angesehen werden, ahnlich
demjenigen übrigens, das sein Werk Also
sprach Zaratustra darstellt.“
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